Ping-Pong es un manga sobre dos amigos Peko y Smile, unidos por este deporte y las motivaciones que sienten para jugarlo. Peko es insoportable y flojo por tener algún talento natural para jugar. Smile es talentoso también, pero trabajador.
El estilo de Smile es defensivo, comienza a cortar los ataques con su goma de poro abierto y no para hasta que encuentra el momento de atacar. Un jugador muy calculador, muy técnico. Peko, por el contrario, es un jugador de ataque sin un plan de juego. Su talento le basta, hasta que lo vencen.
Los mangas de deporte suelen ser muy apasionantes y exacerban las emociones de los protagonistas al tiempo que los hacen vivir situaciones límites. Este manga es un poco más centrado, no hay entrenamientos fantásticos ni técnicas secretas ninja para vencer al adversario, más bien se enfoca en las reflexiones y sentimientos de Peko y Smile.
El dibujo es lo que me enamoró apenas comencé a leerlo. El trazo imperfecto, tiritón a veces, tan lleno de vida, con fondos con ángulos imposibles que no intentaban imitar la realidad como si fuera una fotografía, dejando a la tinta fluir en libertad, fue para mí una revelación. Como también me gusta dibujar y hacer comics, considero a Matsumoto una inspiración tremenda. Luego de Ping-Pong me acerqué a su obra con Hanaotoko (rarísima y conmovedora historia), Tekkonkinkreet (quizás su obra más famosa), Takemitsuzamurai (una joya artística) y Sunny (mi favorita después de Ping-Pong).
Ping-Pong fue el primer manga que leí de Matsumoto en una época en que buscaba algo específicamente sobre tenis de mesa, como jugador aficionado.
Como en el colegio entrenaba tenis de mesa cada semana, me pegó mucho la historia. Sobre todo porque recordaba que en los torneos interescolares había un jugador que era igual a Smile en su estilo de juego. Era un talento puro que cuando te tocaba en contra sabias que ibas a perder, pero esperabas con ansias jugar ese partido para sentir que algún día lo podrías vencer. Y él salía siempre campeón o al menos siempre estaba en la final de cada torneo. Recuerdo una final en especial en que apareció su Peko. Fue una batalla tremenda, él con su estilo defensivo perfecto y el otro atacando como una bestia sin darle respiro, haciendo ver tan fácil contrarrestar esos efectos del demonio con que devolvía las pelotas. Sólo una vez me tocó jugar contra este Peko y no pude con su velocidad y su técnica. Smile te mataba con suavidad; Peko con bestialidad pura. Ninguno tenía piedad. Entonces, cuando leí el manga años después, fue recordar toda esa época escolar.
Los jugadores que admiraba en esos años eran Jan-Ove Waldner y Jörgen Persson. Posteriormente caí rendido con el estilo de Zhang Jike y Ma-Long. Ya no veo mucho tenis de mesa. Ha cambiado demasiado el estilo de juego.
Ah, pero si hubiese tenido un robopong...
Autor: Matsumoto, Taiyo.
Publicación: 1996 - 1997
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